Biblioteca Enrique Gil

Obras

XV. Der Herr von Bembibre [Deutsch]

—Primera traducción íntegra al alemán del clásico español El Señor de Bembibre (1844), de Enrique Gil

—Traducida por Florian Weber para Biblioteca Enrique Gil

2ª edición, 2021, 354 páginas, incluye 21 láminas en color de Juan Carlos Mestre, prólogo de Javier Gómez-Montero, introducción de Valentín Carrera, disponible en Pérgamo y Amazon.

Leer una MUESTRA

Der Herr Von Bembibre está considerada como la mejor novela del romanticismo español, y diríamos europeo, con Ivanhoe de sir Walter Scott, a quien Enrique Gil admiraba.

Enrique Gil y Carrasco [Villafranca del Bierzo, 1815-Berlín, 1846] tuvo una vida breve, pues murió a los treinta años, la edad simbólica a la que parecen estar predestinados los poetas y los profetas. Enrique Gil fue un escritor brillante, con inteligencia preclara y memoria prodigiosa, que se abrió camino en la Villa y Corte de Madrid, frecuentando los círculos literarios, revolucionarios y masónicos de Espronceda, su fiel amigo.

En 1844 fue enviado a Berlín por el gobierno de la reina Isabel II, en misión secreta —restablecer las relaciones diplomáticas— ante la corte del rey de Prusia, donde frecuenta la amistad íntima de Alexander von Humboldt. Poco antes de emprender el Grand Tour romántico —que a la manera de lord Byron o Chateaubriand le llevará a recorrer el corazón de Europa—, Gil concluyó en su despacho de director adjunto de la Biblioteca Nacional El Señor de Bembibre, que el lector alemán tiene ahora en sus manos.

La novela se publicó en ausencia del autor, quien recibió los primeros ejemplares impresos en Berlín, pocos meses antes de su muerte. Se cuenta que regaló el primero al rey Guillermo Federico II de Prusia, quien se interesó por El Bierzo, pidió un mapa de España y, con ayuda del escritor berciano, localizó la villa de Bembibre.

Sea cierta o no la anécdota, la curiosidad del rey de Prusia y de su gran chambelán Humboldt por la novela de Enrique Gil tenía otro interés. La trama de Der Herr Von Bembibre suele decirse «histórica», aunque no lo es, pues imagina y mezcla sucesos y personajes asíncronos (así, la caída de los templarios acaba en 1314 con Jacobo de  Molay quemado en la hoguera; y el señor de Lemos —protagonista de nuestra “ahistórica” novela—, don Pedro Fernández de Castro, el de la Guerra, nace en 1343, y nada tuvo que ver con las intrigas medievales contra la Orden del Temple.

Aquel episodio trágico —la feroz persecución y asesinato de los templarios— que conmocionó los cimientos de las monarquías y el Vaticano a finales del siglo XIV, era un asunto muy adecuado para la sensibilidad romántica de Gil, cuya infancia y juventud transcurrieron en la ciudad de Ponferrada (El Bierzo), donde jugó y correteó por las almenas de un castillo en ruinas, habitado por los templarios durante el siglo XII; y este escenario decadente dejó en el poeta una huella profunda, presente en toda su obra.

La segunda razón por la que Gil novela la trama templaria debemos buscarla en la masonería, a la que pertenecían el rey de Prusia, Humboldt, Espronceda, el propio Enrique Gil, y también sus admirados lord Byron y sir Walter Scott, entre otros muchos. Hacia 1844, cuando Gil viaja a Berlín, con salvoconducto masón, la rama prusiana de la masonería, de origen escocés, se reclamaba heredera de los templarios; cuando el rey Guillermo Federico II tuvo en sus manos la novela templaria y masónica Der Herr Von Bembibre, de inmediato reconoció los ritos, costumbres, evocaciones e ideales.

Gracias a este pasaporte literario e iniciático, y a su íntima amistad con Humboldt —reconocido homosexual, seducido por la belleza del joven poeta—, Enrique Gil gozó de la máxima consideración en la corte de Berlín y Sanssouci, donde fue designado preceptor de las infantas.

Como novela canónica del romanticismo, Der Herr Von Bembibre se convirtió en el pasaporte de Gil a la posteridad —«El Quijote del Bierzo»—, aunque su temprana muerte en Berlín dejó su obra a la deriva: las sucesivas ediciones de Der Herr Von Bembibre repitieron durante siglo y medio las erratas de la primera edición de Mellado, prácticamente hasta la edición de Ramón Carnicer en 1970, quien por primera vez interviene el texto de Gil con solvencia y magisterio. El resto de la obra de Gil cayó en el olvido, a pesar de la meritoria edición de Jorge Campos (Obras completas, Biblioteca de Autores Españoles, 1954).

Nuestra edición en alemán

Desde 1846, se han publicado más de cien ediciones y muchas reediciones de El Señor de Bembibre, catalogadas por el bibliófilo bembibrense Jovino Andina, entre las que hay solo una traducción parcial, al alemán, publicada y prácticamente extraviada en la antigua Alemania del Este.

Para nuestra edición del II Centenario, cotejamos seis ediciones fundamentales en la fijación del texto, alguna ya mencionada: la edición princeps (Mellado, 1844), la de Jorge Campos (BAE, 1954), la de Ramón Carnicer (Barral, 1971), la de Picoche (Castalia, 1986), la de Rubio Cremades (Cátedra, 13ª ed., 2014), y la de Mestre y Muñoz (Austral, 2004).

Igual que en las ediciones del bicentenario en castellano, inglés, francés y chino mandarín, esta edición en alemán busca la complicidad de los lectores del siglo XXI presentándose engalanada con un tesoro gráfico vanguardista y sorprendente: las veintiuna láminas inspiradas en la propia novela, creadas expresamente —y cedidas con exquisita generosidad— por el poeta y pintor villafranquino y universal, Juan Carlos Mestre, quien reinterpreta las ilustraciones de 1844, de Zarza y Batanero.

    

Completan la edición las viñetas dibujadas a mano por José María Luengo en 1929 para su libro El Castillo de Ponferrada, que reproducen inscripciones reales de la fortaleza ponferradina. ¿Simples marcas de cantero, o tal vez misteriosos signos cabalísticos, como los canecillos de la rosa y el bafomet, o los dos cuadrados perfectos que describe Gil “que se intersecan en ángulos absolutamente iguales, y al lado derecho tienen una especie de sol, con una estrella a la izquierda”?

 

La traducción al alemán

La presente traducción al alemán ha sido realizada por el filólogo Florian Weber, de la Kiel University (CAU zu Kiel), con la supervisión del catedrático Javier Gómez-Montero, director del Romanisches Seminar, quien desde su destino académico en Alemania, alienta y mantiene actividad cultural con su tierra natal leonesa, con eventos como los Encuentros de Traductores que se celebran cada verano en Castrillo de los Polvazares.

El lector de habla alemana tiene en sus manos una traducción rigurosa, innovadora y renovadora de la tradición romántica, que actualiza la puntuación, la disposición de los párrafos, los diálogos y partes diferenciadas tipográficamente; revisa el vocabulario, evitando arcaísmos, para facilitar la lectura; y todo ello con exquisito respeto al estilo y a la voluntad literaria de Enrique Gil.

La presente edición en alemán, Der Herr Von Bembibre, junto con el original en castellano y las traducciones en inglés, francés y chino mandarín [El Señor de Bembibre, The Lord of Bembibre, Le Seigneur de Bembibre, y 本维夫雷公爵] pone la novela fundacional de la literatura leonesa y berciana al alcance de más de tres mil millones de potenciales lectores. Todo ello en papel y en versión digital on line abierta, en descarga gratuita desde la web de la Universidad de León.

Valentín Carrera, 29/XI/2021

GALERÍA: Luis Gómez Domingo

GALERÍA: Las láminas de Mestre: (re)visión gráfica de El Señor de Bembibre

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