Biblioteca Enrique Gil

Tres meses después de visitar la muestra de París, el diplomático llega a Berlín y anota en su Diario:

Mi llegada no puede haber sido más oportuna, porque abierta la exposición de productos de la industria nacional hasta fines del próximo mes, me será fácil apreciarla en sus resultados, compararla con la francesa que en París examiné con la posible atención, y ver hasta qué punto pudiera necesitar de los productos de nuestro país. (5ª comunicación).

La muestra que Gil encontró en Berlín no envidiaba a la de París. Instalada en la Zeughaus o Arsenal viejo, la Allgemeine Deutsche Gewerbe-Ausstellung convocó a 3040 expositores y recibió más de 260.000 visitas, entre ellas, la del Rey de Prusia, Federico Guillermo IV, representado en un grabado de 1844 visitando la sala de máquinas.

El acontecimiento subrayaba la apuesta del Rey por la paz y el progreso, gesto simbólico que la prensa de la época aplaude: “Los cañones dejan sitio al arado y los carros de pólvora al coche de vapor. Prusia ya no quiere vencer solo por la fuerza de las armas”.

Más de 3000 expositores convirtieron la muestra en un gran éxito ante el que Gil se asombra. La variedad abarcaba desde máquinas de trillar y segar, aparatos químicos, mercancías de seda y tela, instrumentos musicales hasta la locomotora Borsig que fue galardonada con el primer premio.

 Ese mismo año, Wagner estrena en la Ópera de Berlín El holandés errante.