Exposición Un romántico en la construcción de Europa (8).
Cinco intensos años: el lustro definitivo. Gil es ya un jinete pálido que galopa hacia la muerte, pero su voluntad es inquebrantable hasta el final.
En su despacho de la Biblioteca Nacional, se documenta y escribe la novela por la que será recordado, El Señor de Bembibre, imaginada en sus paseos por el castillo de Ponferrada y El Bierzo. Será su testamento literario, pues no concluirá el Diario de viaje que inicia camino de Berlín, del que se conservan fragmentos.
Gil escribe sin abandonar la actividad política: cuando es llamado por su amigo González Bravo, a pesar de su estado de salud, Gil no rehúye el compromiso.
Acepta el encargo diplomático en Berlín ―estudiar la unión aduanera del Zollverein, sobre la que proyecta un vasto informe, y soldar las relaciones rotas entre Prusia y España―; y convierte la misión oficial en una última y definitiva aventura romántica, su Grand Tour.