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Seranar y filar

En 1839 Enrique Gil y Carrasco decía que «durante el invierno se reúnen todas las noches en la casa más espaciosa del lugar, las mujeres a hilar; en estos filandones nunca faltan historias y cuentos narrados por las viejas al amor de la lumbre.

por Nicolás Bartolomé Pérez, Diario de León

 

A pesar de que el término filandón es el más extendido para referirse a esas pequeñas celebraciones cotidianas que aunaban trabajo y diversión, en León y en el occidente de la provincia de Zamora existen otras denominaciones locales para esta costumbre como filoriu, filandero, felandal, filandeiru, filandera, fiandón y fiandeiro, entre otros; filandón es también la palabra más extendida en Asturias para ?esta tradición. Además, en el suroccidente leonés, en La Cabrera especialmente, y en Zamora, Salamanca, Extremadura o en la Tierra de Miranda portuguesa, las reuniones nocturnas de mujeres para hilar (y la fiesta que acompañaba frecuentemente a esta labor) son conocidas como seranos (del latín «serum», la tarde), voz que alude en este caso a la hora tardía en que se desarrollaban y que se relaciona con la palabra de origen portugués sarao. Seranar o aseranar significan en leonés tanto celebrar seranos como trabajar de noche.

Numerosos testimonios certifican el protagonismo de las mujeres en los filandones, y éste no es un detalle menor. Si los hombres tenían el concejo o la taberna como ámbitos propios donde relacionarse, e incluso los mozos disponían de organización y funciones propias en las aldeas leonesas, los filandones fueron el escenario comunitario principal de las mujeres, abierto, eso sí, al resto de miembros de la colectividad local. El historiador de las religiones Mircea Eliade ya destacó la relevancia simbólica de los hilanderos femeninos nocturnos, apuntando además la relación mística entre las iniciaciones femeninas, la labor de hilar y la sexualidad. Eliade registró como nota curiosa la existencia en Rusia todavía a comienzos del siglo xx de hilanderos nocturnos. Sin embargo, en León pervivieron algunas décadas más y con mayor vitalidad.

El periodista y etnógrafo zamorano Francisco Rodríguez Pascual resumía la importancia de filandones y seranos señalando las distintas funciones que asumía esta institución cuando tenía pleno vigor: en lugar primer la económica, ya que al reunirse los filandones en una o en varias casas se ahorraba en iluminación y calefacción; en segundo término, los filandones sirvieron para reforzar las relaciones sociales entre los integrantes de las comunidades rurales; en tercer lugar, los filandones contribuyeron a ejercer un control sobre los comportamientos y actitudes de los vecinos del pueblo; por otro lado, hay que resaltar la función lúdica y festiva ya que en los filandones se bailaba, se cantaba y era un escenario de diversión donde también se jugaba cartas y se compartían noticias; por último, no hay que olvidar la función pedagógica de esta tradición ya que en estas reuniones se recibían y trasmitían los saberes tradicionales.

El filandón hoy

Los filandones y seranos constituyeron en la sociedad tradicional leonesa destacados espacios culturales, concepto antropológico usado por la Unesco que se refiere a un lugar o un conjunto de lugares, pero también como un tiempo caracterizado generalmente por una cierta periodicidad o por un acontecimiento, donde se produce de manera regular la manifestación de una expresión cultural tradicional y popular que incluyen, entre otras cosas: las lenguas, la literatura oral, la música, la danza, los juegos, la mitología, los ritos, la indumentaria, la práctica de la artesanía, la arquitectura y otras artes, así como formas tradicionales de información y comunicación. De acuerdo con su importancia histórica, en 2009 el Bureau Internacional de Capitales Culturales incluyó al filandón de León en la lista representativa de los Tesoros del Patrimonio Cultural Inmaterial del Mundo en España.

Desafortunadamente poco queda ya de los filandones y seranos tradicionales del pasado, aunque su espíritu pervive con fuerza en nuestra tierra pues la palabra ha trascendido hasta el presente para designar, por ejemplo, veladas literarias, tertulias o eventos culturales relacionados con la cultura popular leonesa. Filandón fue la voz elegida como la cabecera del suplemento cultural dominical del Diario de León, o como título de la primera película de temática leonesa (El Filandón, de Chema Sarmiento), y es el nombre de varias asociaciones culturales, comercios o negocios lo que da cuenta de la importancia de esta tradición en la memoria colectiva del pueblo leonés.

Publicado en Diario de León, 14 de junio de 2015

 

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